Vacaciones
Tendrías que saber escuchar
Aprender a adivinar
Para que pudieras enterarte
Donde vamos estas vacaciones
Yo parto desde acá,
Donde mismo he estado
Parto, rompo desde aquí
Con estos trabajos de parto
Acá adiós a las emergencias
A las corridas rápidas
A las enfermedades largas
Y sus sonidos subterráneos
Paso me voy
de extensiones hereditarias
de los locos por el mundo
y sus cotolengos,
de esas esquinas clínicas,
me voy.
Ahí donde la gente de miedos
te mira lo incontrolable,
lo impredecible,
de su locura.
Vacaciones de esas tierras
(de emergencias)
donde no pude hacer raíces
donde a cierto faros altos
les permití las luces,
pero no raíces
no tierra
no patria
no a esos lugares
donde se escuchaban las partidas.
Por eso me hice alto
Para asomarme desde cualquier allá.
Ahí me hice hombrecito
Entendiendo que los lugares pequeños
son más controlables
que los jardines de los adultos
Tan amarillos
Tan sin agua
tan da lo mismo
pues porque estamos locos, ¿ves?
y la locura es un mundo infartado.
Que vive de emergencias para morir
Entonces mi ejercicio fue moverme
entre los cotolengos y las ciudades
entre los infartos y las raíces,
como patria nueva
de un solo cuerpo.
Y de repente habían sido años de emergencia
y cuando se detuvo,
ya no tenía otras experiencias.
Por eso quiero ir lejos adentro
Para dejar de mirar las vacaciones
como miré los edificios
por todas sus escaleras de centro.
Quiero irme arriba de los aviones
sentado arriesgando
que se disparen las raíces,
a su tierra prometida
y que sepas ahí cuánto me asustan
los dolores y las partidas.
Siempre habrá una otredad
un otro lugar,
un asiento opuesto
donde la gente no pasa
donde los autos no transitan
Y te miras despoblado
Como fantasma de Canterville
Allá hacia las otras partes adentro
Están las vacaciones para escuchar
Los partos de sangre blanda,
Ya no más de escribir
De vacaciones que sirven
para morir.
Ya no más pensar,
Ya no más decir,
Que esos infartos adentro
Tienen algo que ver con estas vacaciones
Para vivir.