martes, noviembre 13, 2018

Semblanza de Berta Correa.



1.- Berta Correa fue la abuela amada de mi mamá. Era una señora grande, que se empinada sobre los 100 kilos y por debajo del metro 55. Era una mujer brillante, que hasta el final de sus días requirió que sus hijos y nietos, después de titulados, le expusieran sus tesis. Sólo después de ese paso el titulado podía dar por terminada su formación.

2.- Estudió en el Liceo 1 y como primera generación de niñas, celebró en 1945 los 50 años del liceo. No cursó estudios superiores no solo porque fuera una costumbre en esa época, sino porque su padre, intendente y reconocido balmacedista, tuvo que esconderse después de 1891.

3.- Amaba las herramientas. Tanto así, que a falta de homecenter, le pedía a sus hijos y nietos que le trajeran herramientas de sus viajes. El resultado fue que junto con una experimentación de gasfitería incipiente, una vez que le trataron de robar su cartera respondió con un golpe de la misma, donde desde luego, llevaba sus herramientas. El tipo cayó al piso y no se levantó más. Lo arrestaron. No necesitó de otros héroes de época.

4.- Desde finales de los 50 la carrera espacial se desató entre Estados Unidos y la URSS. El hito fundante fue el lanzamiento del sputnik, el primer satélite artificial que orbitó la tierra. Fiel a su estilo, pidió que le explicaran cómo un satélite podía salir de la tierra. Su nieta favorita, con 14 años, preparó una presentación. Al terminar, le confesaría: "Sabes hija, creo que me estoy poniendo vieja, me puse nerviosa". Tenía 77 años. Su curiosidad seguía intacta.

5.- Amaba ir al "Tea Room" del Gath y Chaves y llevaba a mi madre con ella. La tienda, punto de referencia de la moda santiaguina desde 1910 estaba en Estado con Huérfanos. Mi madre hoy trabaja a dos cuadras de ahí y recuerda esos paseos de la mano de esta señora fuerte y elegante. La ciudad es el espacio donde se sitúa la memoria personal, más allá de los hitos colectivos, una ciudad de verdad es donde están localizados los hitos emotivos de cada persona.

6.- Murió junto a mi madre, que la tomaba de la mano, en un suspiro tranquilo, en 1965. Hasta el día de hoy, la referencia elemental que tiene mi madre a la hora de emparentarse con una mujer es su abuela; curiosa, fuerte y activa. La historia en minúsculas es tan relevante, ahí uno entiende de donde proviene lo que se acunó primitivamente en cada persona, eso que llaman certezas y que están antes que las ideas.

7.- En su honor mi abuelo fundó una beca con su nombre para la mejor egresada anual del liceo 1, beca que entregó algunos años hasta que los milicos llegaron y otros (horriblemente) se fueron. En mi actual trabajo me encontré con una mujer adulta, ex embajadora y ministra, que había sido una de las beneficiadas que alcanzó a recibir esta beca. Fue muy emocionante reconocer esa raíz común, aunque entendiera que esa emoción despertaba de distintas partes; con justicia, para ella, de su historia, y para mi, que tenía de orgullo una mujer curiosa que a toda edad, preguntó y quiso saber a pesar de ponerse nerviosa.


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