viernes, noviembre 19, 2010

Otros (y antes)


Hay demasiadas convenciones.
Para el vestir,
aunque digamos que no
y que lindo tus aros
finalmente pasa
que se nos deba parecer.

Hay demasiadas convenciones en pareja
en hasta dónde escuchar,
a la política chilena
y su terror a que les saquen el asiento.

Hay convenciones para pensar
para acompañar el pan
para descubrir la poesía
para aliarse por conveniencia
para tener sensibilidad política
conviene convenir
sensibilizarse por compañía
y ser digno de mención

Yo quiero una convención,
para reunirnos,
unifiquémonos
en nuestros errores
en las campañas apátridas
en las formas irregulares
en las empresas sin destinos
sin sentido
en los sin
en la otredad
en la escasez
en la ausencia concreta
de no estar
de no ser
de no deber
de negarse a existir
juntémonos para juntarnos
si existiendo nos parecemos
si convenimos
si nos podemos de acuerdo en cómo vivir
A otro perro con el hueso contractual
y el estado de naturaleza

A sus razones de ser:
Yo no quiero ser
ni parecido ni afín
ni conveniente ni por convencerme
no quiero convenciones
ni reuniones
ni parecidos
ni semejantes
no
quiero una geometría libre
y volcanes de la matemática
una ascensión social desprogramada
afanes extempóreos
una obra dispuesta a ser borrada
una llamada perdida
un ejercicio del ego en que lo vital
sea la posibilidad de desaparecer.

Quiero dejar siendo
que se apaguen las ciudades
que la muerte venga
y mi vida se reparta
que sea útil entre los atómos
La carne sea tierra
Mineral entre los ríos
que sea como sea
encuentre este camino
y mi sangre se vaya escondida
a tiantas, transparente,
a los lugares perdidos.


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