Silabario
No creo en demasiadas cosas.
pero creo en ti.
He olvidado cuantos nombres he puesto.
He supuesto que supe nacer.
He transado que nunca aprendí a existir.
Que olvidé cómo tomar café.
Que ya no se hacer declaraciones.
Que me enamoré.
Que olvidé asuntos que dejé pendientes
Que poco aprendí acerca de saber.
Que ya no me interesan demasiadas cosas.
Que puedo olvidar.
Que vivo
De hombre.
Que insisto mi paso.
Que no tropiezo con lo que ya sé.
Que pensé bastante.
Que no practiqué.
Que tarareé canciones hasta hartarme
Que de cáncer no morí.
Que puedo atravesar las calles sin que nadie me ayude.
Que comparto muchos momentos con las personas equivocadas.
Que me ayudo de mis amigos.
Que me ensucio en el barro.
Que no puedo olvidar
Que vivo
De hombre.
Que aúno criterios.
Que juzgo mis actuares.
Que desayuno frente al espejo
Que no fui invitado a la última cena.
Que juego al fútbol cada vez que puedo.
Que me cansa repetir explicaciones.
Que canto, pero no afino.
Que converso cuando me dan ganas.
Que me he llegado a enojar.
Que extravié mi religión
Que puerta a puerta he encontrado personas
y nunca destinos.
Que me prometieron una ciudad de oro
Y encontré personas de estaño
Que volví de la muerte
Y que nunca supe a qué
Que encontré mi cuchara que había perdido
Que lloré a gritos
A más no poder.
Que viví la vida que ahora resumo sin ningún placer.
Que de partida vengo,
y he olvidado a qué.
Que cuando viejo me encontré.
Que caminé y caminé .
Que aún me quedan cervezas
Y miles de reuniones.
Que he abierto la tierra para saber.
Que conocí otras ciudades.
Que temí ser muerto por algún anónimo asaltante.
O algún infiel.
Que esta parte que venía me la censuro
y no le digo a nadie que hago casas de descansos
Que acunan para ser.