lunes, febrero 04, 2008

Nostalgias


¿Habrá algún día
mujer de ploma
donde podré explicarte
con este lenguaje carbón
que los años pasan y pasan
y que ellos han olvidado llevarse
esta sensación?

Flor de Estaño
¿algún día del año
tus recuerdos y tus ojos
tus hombros y tus camisas
tus bufandas
olores, pasos y pesares,
dientes, ombligo, nariz, lengua y cintura
desaparecerán
de este potrero de tierra
creído corazón?

¿Y ese susurro
Que repasa tu oído
Recordará?
que tu mano tocó la mía
y que estuve cerca tan cerca
de mojarte la boca
con este corazón de agua

Ay! de esa imagen
Que ya no se puede sostener
Lo oscuramente real
de un beso de río
que no llegó nunca
a suceder.

¿habrá acaso un miércoles?
¿un jueves especial?
Donde aire se lleve mi cuerpo
Y flote liviano
Como residencia hebra
Como patria extranjera
De mi lugar para citarte
Allá, en lo etéreo

Adiós salita
Portón de huida
Carta bienvenida
ventana de salida
hogar extranjero
mujer iniciática
cáncer


tumor de este amor,

sangrante

2 Comments:

Blogger Alejandra Paz Molina Ovalle said...

Oreja de metro noventa:
Sigo encantándome de tus escritos, en especial de este último. Que fiel reflejo de esta espesa sensación de no olvido...

Un abrazo

viernes, febrero 15, 2008  
Blogger Alejandra Paz Molina Ovalle said...

Veo que la comunicación cambió espontáneamente de canal. Me gusta, hay canales o vías que se "malogran" con la frecuencia, con el mal uso, y con el desuso también.
Me acuerdo todos los días de ti, pienso en las clases, en las tardes de Mar del Plata, en la gente, en fin, pienso en ti, mi oreja.
Quiero que vuelvas y nos juntemos a comer, quiero que me cuentes con detalles de esta experiencia, que imagino está siendo bien introspectiva, por lo tanto, significativa. Todo es parte de un proceso, me agrada esta etapa de tu vida. Se lee optimista y creativa.
Lo del mural, es un tema aparte, más técnico, pero no menos interesante. Te felicito.
Seguí fielmente las instrucciones, y te escribo escuchando a James Brown.
Sobre "Fuimos lo que fuimos", yo me quedo con eso de... Por nadar y no guardar nunca la ropa...Por los dedos juguetones del destino. Creo que muchas veces, la soberbia, la tranquilidad mal entendida, hacen muchas veces las más tristes de las zancadillas. Pero el destino puede ser inoportuno, sorpresivo, y esperanzador.
Todavía me lo creo.

Un beso de aquí a la Argentina...

martes, febrero 19, 2008  

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